El camino que lleva a Portalrubio
"El camino sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja. Levantado sobre la llanura. Lleno de casas, como una alcancía donde hemos guardado nuestros recuerdos...Allí donde el aire cambia el color de las cosas; donde se ventila la vida como si fuera un murmullo; como si fuera un puro murmullo de la vida..."
Redacción
El alcalde de Portalrubio, Antonio Vicente, ha enviado una carta a la delegada provincial de la Consejería de Sanidad en Cuenca, Mª Luz Fernández, para pedirle que reestablezca la atención presencial del médico de atención primaria o de cabecera, que antes de la epidemia de COVID-19 pasaba consulta en el pueblo una vez a la semana (los martes) y ahora solo atiende de forma telefónica, desplazándose únicamente para casos concretos bajo petición previa. Vicente explica que la edad media de los habitantes del municipio es de 70 años, que algunos de ellos no saben utilizar el teléfono móvil y no tienen familia cercana ni vehículo propio para desplazarse, por lo que solo cuentan con la ayuda de otros vecinos.
El alcalde insiste en que se trata de una queja de bastante importancia que recibe constantemente desde que comenzó la crisis sanitaria y espera que, por el bien de todos y del pueblo, este servicio básico no desaparezca pues en caso de producirse algún contagio de coronavirus las consecuencias podrían ser “graves”. Así, señala que el consultorio está desinfectado y con las medidas de seguridad correspondientes y que las consultas no se saturan por las escasa población del la localidad. Además, recuerda que nos encontramos en plena campaña de vacunación de la gripe y los mayores están preocupados pues no saben dónde tienen que acudir. En su opinión, estos necesitan alguien que les explique, les reconozca y les haga un diagnóstico. Vicente no entiende la retirada de una prestación fundamental, especialmente en tiempos de pandemia, cuando la sanidad debería estar más reforzada, sobre todo en estos pueblos “pequeños y olvidados” con población de riesgo por su edad avanzada. “Está en juego la salud y el bienestar de las personas”, apunta.